Por las calles del asentamiento español más antiguo del país pululaban los niños vestidos como esqueletos, monstruos, vampiros o espectros; siempre con una calabacita de plástico que esperaban llenar con dulces, aunque en más de una ocasión les dieran un nacionalista cacahuate o pedazo de caña en vez de lo que querían.
Cada año, por estas fechas, a las expresiones de júbilo que la tradición mexicana atribuiría a los muertos que regresan para convivir con sus familias se unen los lamentos fantasmagóricos de quienes sufren por ver las costumbres locales desplazadas por la-avasallante-influencia-transnacional-que-atenta-contra-el-país.
Ya Octavio Paz dijo que los mexicanos conviven con la muerte cotidianamente y la aceptan como parte complementaria a la vida. También que en los Estados Unidos, donde se celebra el Halloween, la muerte es negada en todo momento: no se le menciona e incluso se le combate.
De alguna manera, el Halloween tiene que ver con el día de muertos porque se trata de un invento de paganos nórdicos que, al igual que los indígenas mesoamericanos, creían que había un día del año en que volvían a la tierra de los espíritus de los muertos.
Sin embargo, en la sociedad estadounidense que Octavio Paz describió, la fiesta del 31 de octubre ya había sido sanitizada y transformada en un día en que los niños salen a jugar a la calle vestidos como celebridades mediáticas o monstruos de películas de terror.
Como reacción a él y para mantener vivas las tradiciones autóctonas, la delegación Coyoacán montó una exposición comercial frente al kiosco de su zócalo donde se ofrecían productos vernáculos de temporada: pan de muertos, chocolate, dulce de calabaza, artesanías con calaveras en poses diversas, mole oaxaqueño, café de Chiapas... y crepas y hot cakes, ahora infaltables en cada feria que se festeja en la demarcación.
Ajenos a todo patriotismo, los niños disfrazados rogaban en cada puesto que les dieran “su calaverita”, aunque sus esperanzas se desvanecían invariablemente frente al impasible rostro de un vendedor.
Imbuidos en patriotismo, los doce miembros de un colectivo artístico escenificaban para cuatro turistas extranjeros y tres visitantes mexicanos un ritual algo así como que indígena destinado a algo así como recordar a los difuntos. La puesta en escena incluía percusiones africanas, cintas de ninja en la cabeza, conchas de azteca del zócalo en los tobillos, artesanías de Oaxaca, copal, tejocotes, flores de cempasúchil y cerveza.
¿De verdad se pueden juzgar las costumbres de otros países como una imposición cuando incluso quienes se esfuerzan por parecer nativos tocan como percusionistas de música electrónica? ¿Existió alguna vez La Cultura Mexicana o en algún momento posrevolucionario se caracterizó algo que se quiere hacer pasar como tal?
Si se asume que el día de muertos es una festividad nacida del sincretismo entre lo español y lo mesoamericano, ¿cuál es la razón por la que no cabría aceptar una mezcla más? ¿Acaso los niños que pedían calaverita no se la estaban pasando bien? ¿Qué daño hace un día más de fiesta?
El trick or treat (“dulce o truco”) con que los niños del malvado-vecino-del- norte piden dulces cada fin de octubre, nace de las creencias paganas: los espíritus que según la tradición original deambulaban una noche entre los vivos, eran traviesos y era mejor apaciguarlos. Los párvulos de hoy se disfrazan como aquellos espectros y profieren la misma amenaza, sólo que el precio por su calma es más barato.
Algo que los infantes mexicanos no han aprendido, es que la amenaza es todavía real en Estados Unidos: quien no da dulces amanecerá con papel de baño colgando de los árboles del jardín o huevos podridos estampados contra su puerta.
Lo que en algún momento sí hicieron nuestros pequeños compatriotas fue adaptar el dicho de los émulos de demonios: la frase “pedir calaverita” tiene muy poco que ver con la que se usa del otro lado del Bravo.
Ajenos a todo debate antropológico, los niños salieron a conseguir dulces la noche del 31 de octubre, de la mano de sus padres. Quizá la respuesta a la nostalgia nacionalista de algunos intelectuales tendría que ser dada por los adultos.
Pero el hecho de que ese día ellos también estuvieran disfrazados de esqueletos, monstruos, vampiros, espectros o indígenas me hace dudar de sus credenciales.
Ahora La duda ofende está musicalizado. Un programita bien acá del Firefox me pone aquí abajo qué estaba oyendo mientras se publicó la entrada. ¡Toma eso, MySpace!
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Now playing: Les Luthiers - Teorema de Thales
via FoxyTunes
jo,jo,jo me da mi calaverita?
ResponderEliminar"Si me haces "pan de muerto"
ResponderEliminarte doy tu "pan de caja",
te llevo de "corbata",
de "oreja" hasta el panteón".
Pues yo si soy bien calavera, andaba bruja y no di ni un dulcecito.
Personalmente creo que aquellos que se quejan de la apropiación del Halloween a la cultura mexicana y que se desmayan cuando escuchan a alguien decir "ok" o "sandwich" son demasiado cerrados y puristas para comprender como nació la actual cultura mexicana y a partir de qué procesos "mejora" la sociedad.
ResponderEliminarAdoro el día de muertos por todo el simbolismo, pero odio a los niños que tienen como principal objetivo el dinero y no los dulces.
P.d.: si tuviéramos todas esas respuestas, seguramente nos aburriríamos al vivir siempre en la certeza; dificilmente nos obligaríamos a avanzar.
ResponderEliminary ser Dios debe ser la cosa más divertida del mundo los primeros 200 años, despúes seguramente dejaría morir a la humanidad, como cuando los niños se aburren de sus juguetes.
me has ayudado en mi tarea de inglés jeje
ResponderEliminarcierto, podria ser muy cerrado decir que fuera el hallloween de mexsicou, pero siento tiene más significado el dia de muertos ke la noche de brujas, tenemos más variedad, cada zona hace cosas difrentes para "celebrar" a los muertos, es muy chidos, y más que este puente estuve en diferentes lados donde celebraron el dia de muertos...
saludos leVes!!
pues hola de nuevo, yo la verdad este peunte de DIa de muertos estuvo MUERTO a lo mas que llegue fue a las ofrendas de CU que porcierto estaban padres. Si yo opino que eso de andar tocando a las casa ha las 9 de la noche y mentatela por que no les abres la puesta esta del navacio, que tine sis yo soy toda una GRinch ultimamente...
ResponderEliminarporcierto el anonimo tiene nombre Paovaldivieso...
ResponderEliminarCómo se ve qué vives solo... consíguete un perro o molesta a tu pez, a lo mejor te muerde.
ResponderEliminarHola! aqui pasando a saludar desde el super CiiD de la facultad en mi hora libre porque no me tocò grabar en radio...como veràs mis intenciones de adelantar tarea, se quedaron en eso...Siempre aplica la multifuncionalidad jaja. Ah yo quiero poner que música estaba escuchando en mi blog!!
ResponderEliminarSaludos!!
yo recuerdo que mis hijos alguna vez salieron el día 31 de octubre a pedir muertos y los vecinos comentaban, pero por que hoy??? que no es el día 1 de noviembre??? siempre hubo confusión y ellos salían disfrazados por supuesto de freddy crugger (o como se escriba) y de jorobado de notre dame o algo asi, porque era curiosa y los maquillaba y toda la cosa, el punto era, que se la pasaran bien con todos sus amigos vecinitos... y yo no salia con ellos me quedaba en casa, esperando TODO lo que la gente espléndida les regalaba (jajaja desde un chicle de moneda, hasta una mandarina medio podrida) pero ellos lo disfrutaban bastante, esta eso mal, no lo creo... je je je y si, una mezcla de culturas x supuesto...
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