Paradoja 54

En honor al relanzamiento del blog, Chirinola y yo preparamos una de infinitas elaboraciones posibles sobre el título:

Entre la paradoja de continuar en mi cama o levantarme del tibio lecho a enfrentar mi cruel existencia, no tenían razón mis padres al refutar mi elección: ellos sostenían que de seguir así yo no tendría futuro. ¡Oh qué equivocados estaban!

Esta mañana después del dominical desayuno, realizaré mi primer viaje en el tiempo. Tras dejar en el pasado el vértigo que supone viajar a velocidades superlu-mínicas mi primer deseo fue que no hubieran inventado aún los lentes de rayos X, o iban a creer que en el siglo XXI todavía no existía la ropa interior y nada es más incómodo que explicar a chusmas iracundas que no eres una amenaza para sus costumbres, como aquel día que me persiguieron para lincharme, cuando... oh, sí, estaba en lo del viaje.

Los robots son amables, aunque no tanto como los enseres de cocina. Conocí en el McDonald's de la avenida Hugo Sánchez un tenedor que contaba los mejores chistes de alfombras que he escuchado en mi vida. ¿Qué le dice una alfombra a un envase desechable?... Ah, sí, la historia. El punto es que el McDonald's es fácil de hallar, lo verías justo frente al monumento a Las Pochianquis.

Para cuando llegué a la fábrica de galletas descubrí desde el empaque "Animalitos Transgénicos" que la fauna de la era futura había sido manipulada genéticamente, lo cual significaba una desventaja para la industria galletera, ya que las especies hechas de masa se repetían numerosas veces en un misma bolsa debido a la clonación a la que eran sometidas las originales, reduciendo así la diversidad animal comestible.

En cuanto a las comunicaciones lo mas novedoso es entablar conversaciones telepáticas y contratar pagos por evento vía ecolocalización, existiendo un gran peligro para esta tendencia, ya que si se tienen deudas atrasadas, te desconectan el servicio, que en este caso es el propio cerebro. (En el futuro, como ya se ve, los proveedores encontraron finalmente la solución eficaz para estar al día con los pagos)

Las relaciones amorosas resultan de lo más notable. ¿Recuerdas el ritual de apareamiento de las sepias antárticas? Pues más o menos. Lo interesante es que como la revolución del siglo XXII prohibió todo ritmo musical excepto el reggaeton (en lo que fue la última venganza ideológica de los explotadores sobre los explotados) y la agilidad física de los contemporáneos es deplorable por tanto jugar al flitzblum, cuando dos personas se gustan casi siempre una muere después de varios encuentros.

En el futuro las metáforas y demás linduras dejaron de existir. En este reino de la literalidad si muero por ti puedo rogar que deposites mis cenizas en un contenedor y las lances a Saturno.

Imagino que te intriga saber cómo llegó esta carta a tus manos, imagino que me ves mientras desayuno y buscas discretamente el número del psiquiatra en la sección amarilla. Es de lo más sencillo: "el tiempo- escribió Smitherson en el siglo XXXVII- es circular: coloque usted un objeto en el punto deseado del espacio y envuélvalo en el estuche morado incluido con este manual. Aunque las eras pasen y el universo colapse, la cajita siempre estará donde usted la dejó."

Como las vueltas del tiempo son infinitas e incluyen toda posibilidad, en alguna tú vas a dar con mi escrito, vas a leerlo y vas a creer lo que dice. Luego sentirás compasión por el vago que te roba los apuntes y le pedirás que mañana no olvide usar ropa interior y que lleve un kilo con veintitrés gramos de chocolate en el bolsillo. Dime que es importante y prométeme un beso para pasado mañana (espero que en esa posibilidad de universo también esté yo enamorado de ti).

Anexo a esta carta un rayo de la muerte que te ayudará si la persuasión romántica falla. (No lo tires, en el 2021 llegarán las mantis de la galaxia andrómeda y no será agradable).

Te ama desde el futuro (lo nuestro no pudo ser; me consuela que en otro universo yo no me fui y estuvimos juntos para gozar un amor pleno de metáforas):

El vampiro tropical

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Por Chirinola y Luis Frost