30 de abril de 2009

Dia 1

Regresé al departamento a las 16:00, después de otro tedioso día de oficina. Justo cuando ya te está gustando el trabajo, BAM, The Great Overlord te recuerda por qué querías salir lo antes posible. Reconsidero: sí, apocalipsis zombie; porque los zombies en que nos convirtieron ya se van a morir.

Para pasar el tiempo, descargué el Diablo II. Soy bueno, me mantiene alejado de la no vida cotidiana.

La tesis sigue sin escribirse a sí misma.

Por la noche, los demonios del Diablo me persiguen con batas y cubrebocas. Soy portador y debo ir al calabozo. Les digo que no, que es un error, que ya me comí cuatro naranjas y me tomé dos litros de V8 Splash. Les vale madres.

Despierto muy sudado. Recuerdo: la fiebre trae pesadillas. Me da mucho miedo. La fiebre trae sudor. La fiebre y el sudor indican influenza. La influenza mata. MATA DE UNA MUERTE HORRIBLE.

Cuatro horas después, me puedo dormir. Cuatro horas más después tengo que levantarme. Llego cuarenta y cinco minutos tarde, me regañan; miento, culpo a los tapaboca, la influenza y Marcelo Ebrard. Gripe porcina: somos puercos en la línea de montaje, nuestro paraíso es la sección de carnes frías, los justos gozarán nuestros cadáveres molidos y pintados de rosa. Soy ganado. Oink.

Veo a Carstens por Internet. Podría ser peor.

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je suis pas...: Vive La Fête - Jaloux
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Día 1.5

Reproduzco un artículo de José Woldenberg, sobre los tipos de articulistas, opinólogos y demás fauna. Muy interesante y algo gracioso. Espero que a Woldenberg no le importe. O al Reforma.

La influenza y nosotros
José Woldenberg
30 Abr. 09

Junto al brote epidémico de la influenza porcina podemos observar un espectáculo: el de nosotros, los comentaristas. Dado que no existe acontecimiento relevante que no sea acompañado de una estela de apostillas, análisis y comentarios, seguir estos últimos es como observar las sombras que proyectan las figuras o los ruidos de los motores en una carrera de autos. Se trata del acompañamiento que modela y modula el ambiente "cultural e intelectual" del momento, del aura de opinión que rodea a la sociedad, del sentido común impreso. No resulta anodino y deja su impronta en las muy diversas lecturas que las personas hacen de los sucesos. Por mi parte, ofrezco una tipología lírica, subjetiva e inacabada de nosotros, los opinadores, ante la crisis de salud. (No se trata de categorías excluyentes. Una sola persona puede ser ubicada en dos o más casilleros. Y además, cualquiera puede contribuir con nuevos y más decantados tipos).

El experto exprés. De inmediato, luego de dos o tres consultas (telefónicas o bibliográficas), el lego se transforma en una autoridad en el tema. Cuatro o cinco ideas tejidas de manera armónica, más seguridad, más contundencia al enunciarlas, crean un perito en la materia. El nuevo especialista explica, analiza, pontifica. Maneja ese conocimiento (superficial) con soltura y durante los días que corren será un consumado epidemiólogo.

El escéptico. Cada dicho de las autoridades, cada medida tomada, cada cifra sobre la epidemia, le parecen sospechosas. Y a él nadie lo puede engañar. Años en el oficio lo han convertido en un desconfiado contumaz. Sabe o intuye que nada es como parece; que detrás del tono seco del secretario se esconde un secreto que es necesario develar y que los datos deben estar trucados por una estrategia "comunicacional" o por simple inercia. Para él, la suspicacia es sinónimo de inteligencia y si la segunda se encuentra un poco maltrecha, la primera se mantiene incólume.

El sagaz opositor. De inmediato descubrió la lentitud de la respuesta de los gobiernos, la excesiva o la poca información que ofrecen, las contradicciones en sus dichos y decisiones, las pretensiones de utilizar la crisis para fortalecer su imagen. En una palabra, a él no sólo no lo engañan, sino que ya se apresta a desenmascarar -como en la lucha libre- la torpeza, corrupción e incompetencia de los encargados de tutelar nuestra salud. No existe terreno en el que no se deba dar la batalla y ahora el campo es el de la epidemia y la negligencia criminal.

El tira netas. No es un experto ni pretende serlo. Pero, eso sí, sabe todas las medidas que usted debe tomar. Hay que lavarse las manos 26.7 veces al día, no salir a la calle sin tapabocas, no dar la mano y mucho menos un beso, abrir las ventanas del hogar, y a los menores síntomas correr al hospital o la clínica más cercanos. Por el momento es un cruzado de la causa buena, y nada ni nadie lo podrán distraer de su misión. Ha llegado el momento en que cada uno debe contribuir con su granito de arena y él carga un pequeño costalito que trajo de Acapulco.

El acólito de la autoridad. Hay quien los confunde con el anterior, pero éstos son los que no se apartan ni un grado de las indicaciones oficiales. Repiten, subrayan, glosan, insisten. Piensan que su tarea es la de coadyuvar con los gobiernos y se transforma en un eco consistente e insistente de los mismos. En la guerra contra el virus se asumen como soldados a las órdenes de la superioridad. Su disciplina es única e inconmovible y lo demás es lo de menos.

El pescador monotemático. Por supuesto que hay comentaristas especializados, aquellos que "lo saben todo" sobre un tema. Y no pueden ni quieren desaprovechar la ocasión. Ya han aparecido los primeros aportes: "la epidemia y el turismo", "la influenza y el futbol", "la enfermedad y las elecciones", "la salud y la novela". Recuerdan aquel viejo chiste de los fenicios que no estoy de humor para repetir. Se trata de un resorte bien aceitado y que consiste en llevar cualquier tema al terreno conocido. En el no tan remoto pasado inmediato sus temas eran: "el narco y el turismo", "la violencia y el futbol", "la droga y las elecciones", "las bandas delincuenciales y la novela".

El erudito. Los hay en las más diferentes versiones. El que es capaz de recordar todas y cada una de las epidemias que precedieron al actual brote; el que puede citar a los autores que han tratado con la enfermedad y sus derivaciones; el que nos ofrece una historia panorámica del origen, desarrollo y estado actual de las vacunas en todo el orbe. Saben que saben y es el momento para que los demás se den cuenta de ello.

Son voces expresivas, elocuentes, y en conjunto producen una melodía desafinada pero penetrante, estridente e inescapable. Hablan del brote epidémico sin duda, pero también de los comentaristas, de cómo se ven a sí mismos y de cómo quieren ser vistos por los demás. Y ello, a querer o no, tiene su gracia.

24 de abril de 2009

(Espiroqueta es una palabra muy bonita)

Como precaución contra el Ragnarok en forma de espiroqueta, yo ya tengo mi casco anti-influenza:


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La canción de Oh Magaly, oh Magaly: Pixies - Oh My Golly!
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16 de abril de 2009

What lies in the shadow of the statue?

14 de abril de 2009

MÚERASE: Sin más por el momento, quedo de Ud.

Harto, después de meses de intercambios burocráticos, escribí al director de la biblioteca del departamento de investigación en la universidad pública donde ahora transcurren mis pesadillas. Me cansé de mandar oficio tras oficio y de recibir tanta respuesta estúpida, así que escribí una carta de burla, para mandarlos a la chingada con estilo.
Los nombres de los involucrados y de la universidad fueron cambiados porque sí. El departamento de investigación sí se llama así, aunque no usan sus iniciales para referirse a él.

(Léase con acento como de Times New Roman)

Por medio de la presente, estimado señor Don Licenciado Martín Adalberto Ramírez de Aguilar Comonfort, Director General Adjunto del Centro para la Distribución y Consignación del Centro de Investigación en Procesos y Técnicas Informacionales para el Desarrollo de la Economía y la Mercadotecnia de la “Universidad Autónoma de Veracruz de Ignacio de la Llave, lorem ipsum dolor sit amet” (CCDC-CIPTIDEMUAV), Ediciones Benjamín Lainus le solicita autorización para llevar a cabo el proceso de consignación (o consignamiento) de publicaciones (o libros) en la Biblioteca “Tres Veces Heroico Puerto de La Villa Rica de la Vera Cruz” del CIPTIDEMUAV.

Es un honor y un orgullo hacer esta solicitud (atenta, por supuesto) a Ud., pues hemos agotado ya todos los canales burocráticos pertinentes (e impertinentes) sin encontrar amable o (o si lo prefiere, y/o) atenta respuesta a nuestra amable y atenta solicitud. Hemos publicado cuatro publicaciones este año, pero nuestros recursos nos dificultan hacerlas llegar al público, que interesado naturalmente en temas referentes a la publicidad, las solicita desde todos los rincones de nuestro H. e incontablementes veces Heroico País.

Nuestras publicaciones, digamos “Publicidad y publicación de las publicaciones: cómo hacer publicidad y negocio con pocos recursos en instituciones públicas” (edición de la cuya le adjuntamos a este H. correo una copia remasterizada -en Dolby Surround- para su solaz y esparcimiento) han sido empacadas y selladas en cajas con 25 ejemplares; pero sin embargo, no hemos logrado que nos las acepten en las bibliotecas desde las que los estudiantes pueden solicitarlas, por ignorar el número, cantidad, color y formato de los oficios de consignaciamiento que es menester completar.

Es por eso, que citando el artículo 245, párrafo 87, de la Ley Estatal de Peticiones a Organismos Públicos Educativos de Veracruz de Ignacio de la Llave, imploramos su ayuda para la solución de nuestro H. dilema. Lo único que queremos es que alguien de la Biblioteca del CIPTIDEMUAV sea tan amable y atento de recibir 25 ejemplares de nuestra colección de publicaciones y las coloque en un estante, el que quiera (pues no es de nuestra competencia prejuzgar si dichas publicaciones sobre publicidad deben ser colocadas junto a las obras de Publicidad, de Mercadotecnia, de Agronomía, de Comunicación o de Manipulación Neoliberal de las Conciencias Dignas, Combativas y Mexicanas), para que los alumnos de la tres veces H. “Universidad Autónoma de Veracruz de Ignacio de la Llave, lorem ipsum dolor sit amet” puedan solazarse amable y atentamente en su lectura.

En resumen, y contraviniendo el artículo 24 de la Ley Estatal de Documentos Burocráticos, que explícitamente prohíbe “toda concisión, brevedad y claridad en los documentos que se dirijan a servidores públicos”, en nombre de no más que el sentido común y la Real Academia de la Lengua Española (que no viene tanto al caso, pero se escribe con mayúsculas) le pregunto: ¿CÓMO MADRES LE HAGO PARA QUE ME RECIBAN LOS PINCHES LIBROS!

Sin más por el momento, queda de usted
Luis Frost
Ediciones Benjamín Lainus

Extrañamente, contra todo pronóstico cotidiano pero a favor de mi teoría sobre el control cibernético en las oficinas de gobierno, recibí una respuesta:

Estimado Licenciado Frost,

En relación a lo platicado con Usted en días pasados vía conferencia telefónica y en relación al oficio donde me solicita información sobre el consignamiento de libros y publicaciones, le informe que me es imposible responder porque la citada Ley Estatal de Peticiones a Organismos Públicos Educativos de Veracruz de Ignacio de la Llave no existe o no es de mi competencia.

Sin otro particular por el momento quedo de Usted.

A T E N T A M E N T E
Veracruz, Veracruz, 14 de abril de 2009
EL DIRECTOR GENERAL ADJUNTO
LIC. MARTIN ADALBERTO RAMIREZ DE AGUILAR COMONFORT