Es cosa sabida que los políticos tienden a atentar contra los intereses de sus gobernados, pero es fascinante cuando puedes ver con toda claridad cómo, ellos y sus partidarios, pagan el precio de su demagogia.
En su última estratagema electoral, los conservadores de Estados Unidos buscan quitar la ciudadanía por nacimiento a quienes nazcan en sus tierras, con dedicatoria a todos los mexicanos que andan por allá. En los comentarios de
la nota del NYT observé algo sumamente curioso: para ser los ganadores, los gringos se preocupan demasiado por la guerra del 47... uno que otro menciona explícitamente que "están siendo invadidos" por mexicanos que buscan recuperar sus territorios perdidos (en una nota curiosa, me fascina como dicen, también en los comentarios, "pero es que ese territorio lo compramos... ¿no? ¿cuál guerra?... la ignorancia nunca jamás juega a favor de nadie, y no saber historia les impide siquiera saber de qué están hablando... para beneplácito del público conocedor).
Yo no conozco un sólo mexicano nacido allá que no se aculture y se vuelva gringo (de la peor calaña en muchos casos), así que la idea siempre me pareció absurda. Lo cáido cáido, mano, y la Alta California no existe desde hace más de siglo y medio. Los Ángeles se llama Los Ányelis, aunque le quieras poner el acento.
Pero ahora vienen los republicanos, con su fantástico regalo. Supongamos que ganan. Lo que sigue es que los ilegales, que a pesar de serlo no son deportados en su graaan mayoría, segurían viviendo allá, con la diferencia de que sus hijos ya no serán estadounidenses... serán, ahora sí, mexicanos. Se sabrán rechazados por Estados Unidos, se sabrán ciudadanos de segunda, pero seguirán allá porque su presencia obedece simplemente a que allá se les contrata a buenos precios y ellos necesitan trabajar: oferta, demanda.
Tal injusticia para los mexicanos que hoy están allá, a quienes siguen matando al cruzar la frontera, creará las condiciones para que mañana surja su pesadilla: suponiendo que las actuales tasas de natalidad se mantengan igual, en vez de tener un país lleno de estadounidenses lo tendrán, entonces sí, lleno de mexicanos.
El escenario es algo descabellado, pero no imposible en el largo plazo. Es atractivo para quienes ven la historia como una gran novela de aventuras, pero sobre todo (y aquí su importancia) es fantástico para hacer rabiar a los republicanos e intentar combatir la injusticia presente. Sigan así, chavos... como decía mi abuelita y ustedes dicen todo el tiempo, para ganar votos, "hay un dios..."