A partir de hoy haré una actividad cotidiana y saludable salir a manejar por la madrugada.
La causa de mi odio contra los diseñadores gráficos de la oficina, tan grande que por un rato frenético se esparció a TODOS los diseñadores de este y otros universos, implicó que estuviera a las putas doce de la noche descifrando el puto Illustrator, cagándome en todos los cursos y tutoriales de ese programita que no tomé, mentando la madre a cada vector del cosmos y extrañando cada píxel de mi querido, por familiar, Photoshop. Ah, lo bueno por conocido; me recuerda a la huipilosa del PRI amenazando con volver por aquello del masoquismo vernáculo. Por mí que vuelvan, el PRI paga mejor que los demás partidos.
Ah, la escritura automática, reflejo de la madrugada por antonomasia... o era esa la luna... ah la luna, como la luna exactamente a la mitad que vi mientras volvía del Lumen 24 horas 365 días del año donde siempre hay ambiente, date una vuelta un martes a las dos de la mañana y verás que no se distingue de las cuatro de la tarde. Lo cual no es tan malo porque entonces los amargados clientes acaban por dejar de aferrarse a su USB como si la fricción fuera a producir impresiones de folletitos entregados tarde y mal por la diseñadora (¡que arda para siempre en un infierno con puro MsPaint!) y se dedican a espiar a la concurrencia.
Almas solitarias de la noche, pásenle al Lumen. Las diseñadoras gráficas, arquitectas y comunicólogas por ser muchas tienen un mayor porcentaje de guapas entre sus filas; los pants y el look me-sacaron-de-la-cama-oh-my-beauty-sleep-has-gone-to-hell está entre los más sexys; la soledad de la madrugada propicia (teóricamente) los contactos intrapersonales; la noche es amiga del amor aunque no exista (la noche, que sí el amor).
Me gusta manejar cuando solo estamos yo, las luces de la ciudad, las hileras de semáforos verdes y los borrachos fraternizando con los taxistas.
Quién quiere amor cuando tiene madrugadas.
La causa de mi odio contra los diseñadores gráficos de la oficina, tan grande que por un rato frenético se esparció a TODOS los diseñadores de este y otros universos, implicó que estuviera a las putas doce de la noche descifrando el puto Illustrator, cagándome en todos los cursos y tutoriales de ese programita que no tomé, mentando la madre a cada vector del cosmos y extrañando cada píxel de mi querido, por familiar, Photoshop. Ah, lo bueno por conocido; me recuerda a la huipilosa del PRI amenazando con volver por aquello del masoquismo vernáculo. Por mí que vuelvan, el PRI paga mejor que los demás partidos.
Ah, la escritura automática, reflejo de la madrugada por antonomasia... o era esa la luna... ah la luna, como la luna exactamente a la mitad que vi mientras volvía del Lumen 24 horas 365 días del año donde siempre hay ambiente, date una vuelta un martes a las dos de la mañana y verás que no se distingue de las cuatro de la tarde. Lo cual no es tan malo porque entonces los amargados clientes acaban por dejar de aferrarse a su USB como si la fricción fuera a producir impresiones de folletitos entregados tarde y mal por la diseñadora (¡que arda para siempre en un infierno con puro MsPaint!) y se dedican a espiar a la concurrencia.
Almas solitarias de la noche, pásenle al Lumen. Las diseñadoras gráficas, arquitectas y comunicólogas por ser muchas tienen un mayor porcentaje de guapas entre sus filas; los pants y el look me-sacaron-de-la-cama-oh-my-beauty-sleep-has-gone-to-hell está entre los más sexys; la soledad de la madrugada propicia (teóricamente) los contactos intrapersonales; la noche es amiga del amor aunque no exista (la noche, que sí el amor).
Me gusta manejar cuando solo estamos yo, las luces de la ciudad, las hileras de semáforos verdes y los borrachos fraternizando con los taxistas.
Quién quiere amor cuando tiene madrugadas.
7 comentarios:
jajaja
supongo que lo peor que puedes desearle es que arda con puro MsPaint.
¡No te metas con Paint! Snif.
Luna, lunera, luna del sol, sol, solecito tan calientito...
Recuerdo esos felices días donde yo manejaba en la madrugada y era feliz. Comenzaba a andar con R. y no me importaba cruzar Insurgentes a las tres de la mañana, esperando llegar en media hora a mi casa. De esos felices días sólo me queda el recuerdo de una multa, una foto que me mandaron de mi y mi siempre fiel Buick a más de 100 km/hr en medio de Río Churubusco. Sniff.
Pd. Te extraño, te extraño Luis Frost. En la cafetería nada es lo mismo sin tí.
ya volveré. tomé unas fotos bien chidas en timboctú (suena mejor timbuctú pero los nativos se ofenden), no hay nada más que desierto y camellos y árabes. y mujeres árabes. y hachis árabe. pienso quedarme mil y una noches, por lo menos.
de recuerdo te puedo llevar un dátil
bueno es que no has probado setarte en el cobre de tu auto frente al monumento a la revolucion y tomarle la mano a la persona que te acompaña... no seria malo por que las madrugadas con alguien son aùn mejor que madrugadas con semaforos y alcohlimetro... un dia podriamos intentar ... un beso cuidate
atte: Bianka P
Publicar un comentario