Bombay, 13 de junio de 2028 - Lo que comenzó como una demanda por uso irresponsable del chicle se transformó en la revelación culinaria y política del momento tras la exoneración en India de Pierre Clericot, "el chef de los niños"; famoso en todo el mundo desde que la Guía Michelin publicó que en su restaurante "se sirve un platillo con tan buen sabor que sólo puede calificarse como orgásmico: el Niño pobre envuelto".
El escándalo estalló cuando un comensal descubrió en el platillo del día la agujeta de un Rahamashpetilinumcartepil Rashj (versión localizada de los Bubble Gummers) del número 2. "La delató el sabor a chicle"- declaró S. Ukulele ante el honorable juzgado.
El demandante, tras una larga explicación con que justificó el confundir una agujeta con un tallarín, prosiguió su arenga: "El chef era conocido por experimentar y apreciado por los sutiles toques a chocolate, caramelo o Tutsi Pop de sus platillos; pero me pareció que usar chicle era ya ir muy lejos: después del incidente en la fábrica de Chicles Nueva Delhi, usarlo como condimento es por lo menos irresponsable. El país no está listo para más mutantes"- cuando Ukulele terminó esa frase los jueces no pudieron ocultar una mueca de asco, una anciana del jurado comenzó a llorar, un joven mensajero no pudo contener la risa; la mayoría de los presentes sólo endurecio su semblante . Monsieur Clericot protestó por lo que describió como un descarado intento por revolver las pasiones de los presentes y como "una comparación ridícula, los genetistas y biotecnólogos de Nueva Delhi Inc. no tenían ningún sentido artístico; yo soy el Picasso de la crême brulé, el Michael Jackson de las ensaladas, el Jesucristo del curry. La cuisine c'est moi." El juez aceptó su objeción y obligó al acusador a disculparse.
Tras la disculpa, Ukulele prosiguió su relato: "cuando confronté al chef en nombre de las víctimas de Nueva Delhi, actuó de una manera tan rara que no pude más que sospechar de él. Me exigió salir del restaurante, no volver nunca y no decir a nadie lo que apareció en mi comida; a cambio de mi silencio Clericot me permitiría seguir vivo. Como me ofreció algo mío a cambio de, pues algo mío (mi vida a cambio de mi silencio) hubiera sido idiota aceptar el soborno. Para no despertar suspicacias salí del restaurante en silencio y mirando al suelo".
[...]
[El resto de la historia sigue en el número consecuente de The Punjabi Times, que no acabé de escanear. Lo subo pronto.]
5 comentarios:
Era Ixtapa... Jaja, el tipo de la foto se parece a Héctor, el pobre niño rico.
Estás seguro que esa historia es verídica?
Creo que nunca dejaré de sorprenderme...
Felicidades por el fin de semestre. Suerte con las calificaciones.
wat
Esto es tan raro...casi extraño los videos de youtube.
otss, no hay forma de darle gusto a asté
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